Campos cercanos a San Marcos Sierras, 1999.
1° Prueba. Martes, 21.30 hs.
"Ud. tiene que tener valor de lo que viera.
No dispararse ni gritar para cumplir la prueba", le habría
dicho el diablo.
"Lo primero son las apariciones de animales del
Diablo, son de la malignidad". Si bien corresponden a la fauna
conocida, sus apariencias y comportamientos son extraordinarios:
hechan fuego por la boca, las orejas y la nariz, se agrandan
y achican como no lo harían habitualmente esos animales.
El iniciado debe resistir, demostrar coraje.
"Fui a la Salamanca a las 9.30 de la noche.
Se me apareció un perro negro y chiquito. Iba al trote
y al paso, me giraba en círculo. Se agrandaba hasta mi
altor y más grande también se hacía. Tuve
miedo pero me las aguanté".
2° Prueba. Martes siguiente 21.30 hs.
"Me apareció un chancho grande. Ojos
grandes y brillosos. Cuando me quise acordar echaba fuego por
los ojos, por la boca y por las orejas también. Ya sabía
yo que eran animales del "Gaucho", por lo del martes pasado. Bajé
la cueva un piso más abajo, que ya le conté que
tiene siete. Comenzaba la segunda prueba: Debía montar
una vaca y, como me fue bien, me dieron a montar una mula. Y también
la cumplí. Digo yo que quería saber si era un gaucho
diestro".
3° Prueba. Martes siguiente 21.30
hs.
"A la entrada seguían las apariciones.
Bajé hasta el tercer nivel. Estaba hedionda la cueva. Ahí
abajo viven los murciélagos, los ayudantes del diablo.
De seguido me aparece un bulto detrás de mí. Un
bulto de mi altor. Una persona vestida, flaca, alta, pero no tenía
cabeza. -Tené cuidado, no te va a atajar el gaucho, dicen
acá, y salía cierto. A donde me corría se
me apegaba. Veía alargadas las manos de él, los
dedos largos y las uñas largas. Tan pronto se aparecía
buen jinete. Buen jinete y bien montado. Bien montado es buen
caballo y buen montado es todo: buen caballo y buena apeada. Tan
pronto me estaba pegado, y sin cabeza. Me desmayé. Como
pude me levanté y vi mi sangre sobre uno de los siete
bancos de piedra. Me fui apurado para cruzar el río
antes de la medianoche".
4° Prueba. Martes siguiente 21.30
hs.
"Me recibieron los burlones. Una gallina con
pollos, una chancha con chanchitos. Muchos eran, pero todos sin
cabeza. Cuando querés agarrar uno no hay nada. Me paré
en el punto que, dicen, porque yo no la ví, lo marca una
luz colorada. Fácilmente uno baja al cuarto infierno, pero
para subir, se las debo, las piedras están todas en contra
y el espacio de la luz es muy chico. Acá es donde mucha
gente quiso salir de apuro y se mató. Lo extrangula
a uno la piedra.
Me cruzaron aires calientes, el viento no dejaba
nada en pie. Perdí los guardamontes. Había un campo
de grasas ardiendo en tachos. Empecé a ver mi propia
grasa derretida. Quedé sin cuerpo. Cuando volví
en sí estaba en medio de las luces, las que nosotros llamamos
de espanto. Salían, flotaban detrás de las piedras
y después se perdían".
5° Prueba. Martes siguiente 21.30
hs.
"Como yo había pedido el don de acaparar
mujeres, de tener poder mágico sobre las polleras,
me presentaban mujeres tan hermosas que uno no se convencía
de que estaba con ellas. Una de las que ayudaban a la diabla coja
me trajo un huevo basilisco y lo puso debajo de mi sobaco.
Fue empollado rápido el bicho y ahí nomás
estaba caminando. El me iba ayudar para lo que tenía que
hacer. Traer tres muertes el próximo martes".
6° Prueba. Martes siguiente 21.30
hs.
"Escupí la cruz y putié tantas veces
a Dios y los santos, porque, aunque usted no lo crea, el Gaucho
se entera de todo. No la veía, pero sabía que la
luz que me llevaba para abajo era colorada. Cabezadas con cadenas
de plata y letras de oro, emprendados de plata. Mire si hay riqueza
debajo de la tierra.
Se presentó el gaucho bien parecido y, como
yo había cumplido, todas (las pruebas anteriores),
me dio a elegir en persona entre siete mujeres para que hiciera
uso (tener relaciones sexuales) y en más tenga la que
yo pidiera si cumplía la última prueba: matar
a mi madre.
7° Prueba. Martes siguiente 21.30
hs.
Nunca más volví a salir de noche y
acá estoy solo y triste entre los burlones. Muchas noches
he pedido morir y no muero. Me atormentan los gusanos que saldrán
de mi osamenta, en mi cajón de muerto.
NOTAS RELACIONADAS
El
diablo según el salamanquero
En las salamancas,
o cómo adquirir poder
|