Hace 42 años, Loren Coleman comenzó a estudiar esas criaturas que sus colegas desprecian por considerar que habitan en el mundo de la ficción. Los hombres salvajes o el monstruo del lago Ness fueron objeto de su investigación hasta 1966. “Ese año, John Keel me contó que en una comunidad de Virginia creían haber visto algo extraño. Analicé el asunto desde el principio. Incluso fui a la región y hablé con los testigos. Después de aquello he viajado por EE.UU. y Canadá siguiendo el fenómeno”. De esos meses en el pueblo de Virginia nació la novela de Keel en que se basa el filme, así como la obsesion de Coleman por saber qué perseguía a los coches con un agudo grito: “La película está basada en hechos reales y es incluso más comedida que lo que realmente ocurrió. Hubo 200 casos relacionados con el suceso.

PARABIOLOGÍA Y CONSPIRACIÓN
"Muchos episodios que refleja la cinta son totalmente fieles, como las apariciones y el derrumbe de un puente que mató a decenas de personas”, explica Coleman. Después de los incidentes se dispararon las hipótesis: “Keel opina que Mothman se trata de una realidad que ocurre en un universo paralelo, casi extraterrestre, mientras yo pienso que se trata de un fenómeno zoológico o biológico. Me interesa bajo ese prisma, el de que hay especies de enormes aves que aún no han sido catalogadas ni descubiertas. Creo que Mothman pertenece a esta última”. Tampoco puede faltar la de los conspiradores: “La que dice que fueron una creación del Gobierno durante la Guerra Fría es interesante pero no tiene base. No me extrañaría que hubiera habido investigaciones de la CIA, aunque no me parece que crearan a las criaturas”».

“SÉ QUE LOS VIERON, PERO NO SÉ SI LES CREO...”
Unas criaturas que, “como cualquier otro animal, no hablan. Es difícil saber qué les desagrada. Lo que sí sabemos es que les encanta sobrevolar autos y perseguirlos. Parece que son malvados con las personas, pero es que les tenemos miedo. Quizá sólo sean curiosos”. Es normal, sin embargo, que cunda incredulidad: nunca se logró una foto de Mothman, “pero sí dibujos. Las apariciones tuvieron lugar en 1966-67 y siempre por las noches. Y la población no tenía vídeos”, defiende el zoólogo, que colaboró en la elaboración del filme “con la documentación básica para elaborar el guión y construir algunas escenas, ya que escribí un libro sobre los fenómenos en conjunción con la película”. Y está satisfecho con el resultado: “Es un buen reflejo del universo de estas criaturas. Se ha hecho un gran trabajo en la adaptacion del libro, complejo de rodar. Una de las razones por las que escribí mi obra fue para dar un punto de vista distinto al de John. Los autores del guión ambientaron la historia en el momento actual y esa es otra forma de verlo”. Si el lector sigue sin creer, no es el único: “En la ciencia se necesitan hechos. Acepto que los testigos vieron lo que atestiguan, pero no sé si creo en ninguno de ellos”.

Primera publicación: Diario "La Razón" (Madrid, España), 11 de Marzo de 2002
http://www.larazon.es/ediciones/anteriores/2002-03-11/noticias/noti_esp05.htm

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