| “El Código Secreto de la 
                Biblia me asustó. Ahora ya sé por qué odio 
                la religión y las matemáticas”
 (comentario de una lectora)
 “La Biblia contiene inquietantes mensajes 
                codificados sobre importantísimos hechos históricos”. 
                Este anuncio escalofriante no proviene de un profeta 
                entre tantos sino de Michel Drosnin, un periodista estadounidense 
                que tiene un bien merecido prestigio como redactor de "The 
                Washington Post" y "The Wall Street Journal". El 
                Código Secreto de la Biblia, tal el título 
                de su libro, figuró en la lista de best sellers del "Times", 
                de "The New York Times" y en la de los principales periódicos 
                de todo el mundo. La Warner Brothers, a la que ningún éxito 
                se le escapa, enseguida compró los derechos para llevarla 
                al cine. En su libro, Drosnin arriesga su reputación 
                para afirmar que el texto sagrado más importante de Occidente, 
                decodificado mediante un análisis informático, posee 
                un carácter predictivo. Luego de procesar el texto hebreo 
                del Antiguo Testamento, el periodista anunció haber 
                descubierto una fórmula más matemática que 
                mágica gracias a la cual puede asegurar que en los cinco 
                primeros libros de la Biblia aparecen claras referencias a la 
                elección de Bill Clinton 
                y al asesinato del primer ministro israelí Yithzak 
                Rabin. No conforme con eso, afirma haber decodificado acontecimientos 
                que todavía no sucedieron, como la muerte de Benjamin 
                Netanyahu, sucesor de Rabin, que según Drosnin también 
                será asesinado, y el vaticinio de la Tercera Guerra Mundial, 
                que “estallará en el año 2006”. ANTES DEL CODIGO En la Edad Media, algunos teólogos judíos sugerían 
                que, como el Antiguo Testamento era la encarnación de la 
                palabra de Dios, la disposición de aquel texto guardaba 
                una directa relación con las cosas del mundo. Esta doctrina 
                fue el fundamento de una serie de disciplinas conocidas como Kabbalah 
                (de donde deriva la palabra castellana “cábala”), que consistían 
                en el examen de textos bíblicos para comprender la trama 
                del Universo, o modificarlos a fin de influir sobre la realidad. 
                Según la leyenda, ciertos cabalistas llegaron a obrar milagros 
                (como la creación de un hombre artificial, el mítico 
                Golem) gracias a su luminosa comprensión de la palabra 
                sagrada. Ese es, pues, el origen de la tradición según 
                la cual Dios insertó enseñanzas codificadas a través 
                de la transcripciones de sus mensajeros.
 LOS CHIPS DE LA FEEn 1994, los científicos israelíes Doron 
                Witztum (físico), Yoav Rosenberg 
                (informático) y Eliyahu 
                Rips (matemático) difundieron un trabajo que 
                revitalizó la controversia. Los autores se plantearon la 
                siguiente pregunta: ¿Se puede, mediante un análisis 
                estadístico de la proximidad de palabras relacionadas, 
                descubrir una estructura que confirme un significado? Con esta 
                consigna, el grupo decidió analizar el material obtenido 
                del Libro del Génesis mediante lo que llamaron Secuencia 
                de Letras Equidistantes (SLE) o “códigos de salto”: 
                un programa de computación representaba al texto hebreo 
                original como una ristra de caracteres sin separación entre 
                palabras, formando una espiral desplegada sobre la superficie 
                de un cilindro. Descubrieron que si variaban la cantidad de letras 
                por espira, y examinaban las columnas de caracteres resultantes, 
                era posible hallar nombres y fechas relevantes en la historia 
                israelita.
 En su articulo, que publicaron en la revista "Statistical 
                Science", los matemáticos anunciaron haber encontrado 
                los nombres de 32 rabinos “moderadamente famosos”, con sus respectivas 
                fechas de nacimiento y muerte, en el Tora o libro de la Ley, como 
                conocen los hebreos al Antiguo Testamento de los cristianos. El 
                hallazgo consistía, en síntesis, que la probabilidad 
                de que estos datos estuvieran más cerca de su respectivo 
                nombre era más alta de lo que cabría esperar por 
                azar. Esa fue la idea que recogió Drosnin, quien 
                había conocido a Rips durante una entrevista. En aplicaciones 
                posteriores de su programa, Rips le mencionó haber descubierto 
                una profecía del asesinato del premier israelí, 
                Yithzak Rabin. Drosnin le envió a Rabin una carta 
                para prevenirlo. Pero la advertencia cayó en saco roto: 
                el político –fatalista, valiente o, más probablemente, 
                escéptico- no le hizo caso. Azorado por lo que 
                creyó un pronóstico sensacional, el periodista siguió 
                explorando la Biblia en busca de mensajes ocultos con un procedimiento 
                matemático inspirado en el de Rips pero... mucho más 
                flexible. Ese fue el gérmen de El Código Secreto 
                de la Biblia, cuya traducción al español se 
                conoció a fines de 1997. El libro desató una polémica 
                mundial, que ahora cobra actualidad a partir del apasionante –y 
                creciente- número de seguidores y del incesante caudal 
                de críticas que comenzaron a surgir de las filas de matemáticos, 
                estadísticos y teólogos. ¿CIENCIA O DIVERSION?El trabajo en el que se inspiró Drosnin es, ante todo, 
                gimnasia técnica. Esa es la razón 
                en la que se basa "Statistical Science", revista especializada 
                en estadística matemática, para justificar el hecho 
                de haber aceptado el artículo. “Esperamos que el 
                material que contienen los artículos que se nos envía 
                sea correcto, pero también intentamos publicar aquellos 
                que resulten divertidos para los estadísticos”, 
                aseguró Robert Kass, responsable 
                de aprobar las notas en cada publicación.
 Para Barry Simon, profesor 
                de Matemáticas Física Teórica del Instituto 
                de Tecnología de California, aquel trabajo no demuestra 
                la existencia de mensajes cifrados deliberadamente en la Biblia. 
                “No es científico desde el momento en que sus autores 
                no especificaron criterios que permitan poner a prueba la hipótesis 
                de la cual partieron”. Si bien Drosnin no se cansa de 
                invocar a los matemáticos israelíes, disimula el 
                hecho de que lo separan importantes diferencias de criterio con 
                ellos. Drosnin no tiene convicciones religiosas, y cree 
                que las “decodificaciones” que suponen predicciones relevantes 
                para la Humanidad no fueron introducidas por Dios sino por una 
                inteligencia “poderosa aunque no omnipotente” sobre la que evita 
                teorizar. Los miembros del equipo de Rips, en cambio, 
                son religiosos y están plenamente convencidos de que la 
                Biblia tiene un código secreto que refleja la trama de 
                la realidad. Esta idea se contradice con la noción 
                de la Biblia como oráculo providencial: si fue codificada 
                por Dios, los mensajes son infalibles. En la medida en que constituyeran 
                advertencias, posibilitarían acciones humanas tendientes 
                a evitarlas. ¡Pero así perderían su carácter 
                profético! A los matemáticos jugetones 
                -todos gente de fe- les alcanza con reivindicar la tesis según 
                la cual las Sagradas Escrituras guardan una correspondencia misteriosa 
                con la trama del Universo. Por este motivo deploran la cruzada 
                de Drosnin, a la que califican como “sensacionalista”. MIL INTENTOS Y UN INVENTOLa tarea de Rips y sus colaboradores no es impecable. El físico 
                estadounidense David E. Thomas hizo 
                un interesante experimento, que consistió en aplicar la 
                misma técnica a una versión inglesa de la Biblia. 
                Obtuvo coincidencias llamativas, como el cruce de “UFO” (OVNI 
                en inglés) con “Roswell” (localidad 
                de Estados Unidos donde según la leyenda se estrelló 
                un plato volador). Para Thomas, el hebreo bíblico 
                es ambiguo: las vocales no se expresan y deben ser inferidas, 
                lo que deja mucho margen para encontrar coincidencias; 
                también influye el hecho de que muchos conceptos modernos 
                no existían en el hebreo antiguo (por ejemplo, la palabra 
                “jefe” se interpreta como “presidente”).
 Las objeciones de Barry Simon van más lejos: 
                los cálculos de probabilidad de Rips no tienen 
                ningún valor porque son interpretaciones basadas en demasiado 
                supuestos. Las afirmaciones sobre la probabilidad de descubrir 
                hechos concretos (por ejemplo, en el caso del hallazgo de nombres 
                o datos codificados en las Escrituras) tienen sentido 
                sólo si se enuncian antes de que el hecho se produzca. En otro estudio crítico, los matemáticos 
                Dror Bar-Natan y Brendan 
                McKay demuestran que el equipo de Rips jugó 
                con los criterios de selección de muestras de los nombres 
                a incluir en su búsqueda. Se incluyeron algunos que no 
                cumplían con las condiciones y otro fueron directamente 
                modificados. Todas estas alteraciones habrían tenido efectos 
                decisivos sobre los resultados estadísticos. ELECCIONES CAPRICHOSASAlgunos esgrimen otra objeción: hay más de un texto 
                en hebreo del Antiguo Testamento. Entonces, los partidarios cuentan 
                con dos estrategias posibles, y de ambas salen bien parados. 
                Si el texto usado es el que da los mejores resultados, puede preverse 
                que Dios cifró el código allí donde los investigadores 
                lo buscarían. Si usando la otra versión los resultados 
                son mejores, serán esos los que se exhibirán triunfalmente.
 Los simpatizantes de Drosnin argumentaron que cuatro 
                matemáticos judíos de primer nivel, los doctores 
                Joseph Bernstein, Hillel 
                Furstenberg, David Kazhdan 
                e Ilya Piatetski-Shapiro, avalaban 
                los resultados. Pero dieron a conocer una carta donde manifestaron 
                que “lo encontraban interesante” e instaban a 
                “seguir trabajando”. Kazhdan protestó contra el uso de 
                esos comentarios como un aval, y Rips estuvo de acuerdo en que 
                esos científicos no respaldaron su postura. En el caso del asesinato de Yithzak Rabin, cabe 
                tener en cuenta que el riesgo era muy probable dado que 
                Rabin había desatado la ira de muchos fundamentalistas 
                al iniciar el proceso de paz con sus concesiones a los palestinos. 
                También halló indicios de que un terremoto sacudirá 
                California en el año 2010 (es una zona de alta actividad 
                sísmica) y que en el 2126 la Tierra será visitada 
                nuevamente por el cometa Swift-Tuttle (de acuerdo con los cálculos 
                de los astrónomos) . Sin embargo, Drosnin no sólo 
                vaticinó obviedades: también anticipó un 
                desastre nuclear para Israel en 1996. Pero este pronóstico 
                falló, y recurrió al viejo truco de rehacer los 
                cálculos, hasta que se le ocurrió una excusa apropiada: 
                se había adelantado diez años. En cualquier caso, la Biblia se disfruta por sus 
                enseñanzas morales y de vida, y este tipo de análisis, 
                en el mejor de los casos, probablemente sólo contribuyan 
                a distanciar al creyente de su texto sagrado. Primera publicación: Revista “Descubrir” 
                Año 8 N° 87. Buenos Aires, octubre de 1998 © Mariano 
                Moldes ENLACES EXTERNOSScientific 
                Refutation of the Bible Codes (en inglés)
 ¿Moby 
                Dick anticipó la muerte de Martin Luther King? (en 
                inglés)
 Un típico artículo favorable al Código de 
                la Biblia está en Alerguía.
  
      
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