El peso de la prueba recae en el espírita que afirma invocar a los muertos. Y el científico debe exponer la falta de evidencias, nunca negar a priori.

 

[EN FOCO]

LO QUE EL ESCEPTICISMO
NO DEBE SER
Por Marcello Truzzi
"Afirmaciones extraordinarias requieren de pruebas extraordinarias". Esta frase, atribuida erróneamente a Carl Sagan, pertenece al sociólogo Marcello Truzzi, cofundador del movimiento escéptico fallecido a principios de 2003. En esta nota refleja la posición por la que bregó durante casi 30 años de investigar lo paranormal. Vale la pena.
A lo largo de varios años, he condenado el mal uso del término "escéptico" para referirse a quienes cuestionan las afirmaciones sobre anomalías. Lamentablemente, el término ha sido abusivamente utilizado de esta forma tanto por partidarios como por críticos de lo paranormal. A veces, quienes lo emplean diferencian entre los llamados escépticos "blandos" [soft] y los escépticos "duros" [hard], y este mal uso fue uno de los motivos que me llevaron a revitalizar el término "zetétic"..

Pero ahora pienso que los problemas creados van más allá de la mera terminología y ha llegado la hora de corregir la situación. Dado que -en términos correctos- "escepticismo" se refiere más a la duda que a la negación -incredulidad en lugar de creencia-, los críticos que adoptan la posición negativa en vez de la agnóstica, pero siguen autodenominándose "escépticos", son de hecho pseudoescépticos y, según creo, han ganado una falsa ventaja usurpando ese título.

En ciencia, la carga de la prueba recae en quien hace la afirmación, y cuanto más extraordinaria es ésta, más pesada es la carga de prueba que se le debe exigir. El verdadero escéptico toma una posición agnóstica, según la cual no se rechaza una afirmación sino que considera que ésta no está probada. Se afirma que el defensor de aquella afirmación no sustentó la carga de la prueba y que la ciencia debe continuar construyendo su mapa cognitivo de la realidad sin incorporar la afirmación extraordinaria como un "hecho" nuevo.

ANTES DE AFIRMAR O NEGAR, PROBAR
Considerando que el verdadero escéptico no hace ninguna afirmación, tampoco tiene la obligación de demostrar nada. Se limita a seguir utilizando las teorías establecidas por la "ciencia convencional", como siempre. Pero si un crítico afirma que tiene evidencias para una refutación, es decir, que tiene una hipótesis negativa -asegurando, por ejemplo, que un aparente resultado psi era en realidad un resultado espurio derivado de los procesos de control o de análisis- entonces está haciendo una afirmación y por lo tanto también debe lidiar con el peso de la prueba. A veces, los críticos hacen afirmaciones negativas bastante extraordinarias -por ejemplo, que un OVNI era un plasma gigantesco, o que alguien en un experimento psi obtiene pistas mediante una capacidad anormal para captar sonidos que pasan desapercibidos a los oídos normales-. En tales casos, el crítico que afirma también debe lidiar con una carga de prueba más pesada que la que se espera normalmente.

Los críticos que hacen afirmaciones negativas, pero que erróneamente se llaman "escépticos", frecuentemente actúan como si no tuviesen absolutamente ninguna carga de prueba sobre ellos, aunque tal posición sólo sería apropiada para el escéptico agnóstico o verdadero. Una de las consecuencias de esta situación es que muchos críticos parecen creer que basta con presentar una argumentación fundada en la plausibilidad de su contra-afirmación, sin necesidad de presentar evidencias empíricas. Así, si en un experimento psi un individuo tuvo una oportunidad para cometer fraude, muchos críticos parecen asumir no sólo que probablemente lo hizo sino que debió hacerlo, sin importar la completa ausencia de evidencias de que él realmente lo hiciese y, en ocasiones, llegando incluso a ignorar la honesta reputación del individuo en cuestión. Del mismo modo, a veces se considera que unos procedimientos impropios de generación de números aleatorios bastan para explicar las elevadas puntuaciones psi de un sujeto, aunque, en realidad, todo lo que ha podido demostrarse es que tal posibilidad es real. Por supuesto, el peso probatorio del experimento se reduce mucho cuando descubrimos un fallo en su diseño que permitiría que un efecto espurio confundiese los resultados. Descubrir una oportunidad de error debería convertir tales experimentos en menos probatorios, e incluso en poco convincentes. Pero generalmente tal hallazgo refuta sólo aquellas afirmaciones según las cuales el experimento fue "a prueba de errores", pero no a la anomalía en sí.

LA PRESUNCIÓN NO ALCANZA
Mostrar que una evidencia no es convincente no ofrece base suficiente como para descartarla por completo. Si un crítico afirma que el resultado era debido a un fallo X, ese crítico tiene entonces la carga de la prueba de demostrar que el fallo X pudo producir, y probablemente lo hizo, tal resultado bajo tales circunstancias. Es verdad que, en algunos casos, la apelación a la simple plausibilidad de que un fallo produjo el resultado obtenido puede ser tan grande que casi todos aceptarían el argumento; por ejemplo, cuando descubrimos que alguien que ya había engañado en el pasado tuvo oportunidad para volver a hacerlo en esta ocasión, podríamos concluir razonablemente que este sujeto volvió a engañarnos en esta ocasión. Pero, en muchos casos, el crítico que se conforma con argumentar la plausibilidad de un posible fallo, cierra la puerta de investigaciones futuras cuando el correcto método científico exige que la hipótesis de que pudo haber fallas también debería ser probada. Por desgracia, la mayoría de los críticos parecen felices quedándose sentados en sus escritorios y elaborando explicaciones post hoc. Cualquiera que sea el final de la verdadera historia, la mejor manera de que la ciencia progrese es a través de las investigaciones de laboratorio.

Por otro lado, los partidarios de una afirmación anómala que reconozcan esta falacia pueden ir demasiado lejos en dirección contraria. Algunos argumentarán, como [César] Lombroso cuando defendió los poderes de la medium [Eusapia] Palladino, que la presencia de peluca no niega la existencia de cabello verdadero. Todos debemos recordar que la ciencia nos puede contar lo que es empíricamente improbable, pero no lo que es empíricamente imposible. En ciencia, la evidencia siempre es una cuestión de grado y raramente es, si es que lo es alguna vez, absolutamente concluyente. Algunos defensores de anomalías, al igual que algunos críticos, parecen poco dispuestos a considerar las evidencias en términos probabilísticos, aferrándose a cualquier cabo suelto como si el crítico tuviera que refutar toda las evidencias presentadas en cada afirmación particular. Tanto críticos como partidarios necesitan aprender a pensar que en la ciencia, como en los tribunales, la adjudicación de causalidad es imperfecta y con grados variados de prueba y evidencia. La verdad absoluta, como la justicia absoluta, raramente es alcanzable. Nosotros sólo podemos hacer todo lo posible para aproximarnos a ella.

Primera Publicación: Truzzi, Marcello; "On Pseudo-Skepticism" en The Zetetic Scholar, N° 12-13, 1987. Traducido del inglés por Luis R. González

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