[REVELACIONES]

EL SEÑOR MAITREYA,
¿ENVIADO DEL CIELO O DEL INFIERNO?
Por Viviana Claudia Giménez
En 2003, las calles de Buenos Aires aparecieron tapizadas con dos afiches antagónicos: unos denunciaban a la presencia de un tal "Maitreya" como "El Anticristo" y otros, más modestos, donde se anunciaba su llegada y, con ella, "el emerger de una Nueva Era". ¿Quiénes son los partidarios y detractores locales de Maitreya, este 'Cristo' que por su aire árabe se diferencia de la perspectiva occidental del mesías? Dios! se puso el casco de explorador en un intento de recopilar las ideas a las que adhieren unos y otros. Cada lector juzgará cuánto aporta cada parte sobre su versión del "avatar" e inferirá por sí mismo si las enseñanzas, creencias y discusiones que generan estas pequeñas religiones del siglo XX serán o no significativas en el curso del presente siglo.

"Todo el mundo, sabiéndolo o no, espera a Maitreya". Ese nombre, extraño para muchos, asegura Martín Jankowsky, no es lo importante. "Lo que todos esperamos es la llegada de quien los cristianos conocen como Cristo. Pero Maitreya no pertenece a una religión: le pertenece a la Humanidad".  Jankowsky, 33 años, escultor y empleado en un mercado chino, es uno de los responsables de que Maitreya, o por lo menos su nombre, haya empezado a dejar de ser tan extraño en Buenos Aires.

Hacia mediados de 2002 empezaron a verse dos afiches contrapuestos en semáforos, postes de luz y otros rincones de la ciudad. En uno de esos carteles, del que Jankowsky se hace cargo, se veía la huella de una mano con un mensaje New Age: "Es inútil resistirse al gran imán que impulsa todo hacia adelante en su sendero de perfeccionamiento. Cuando Maitreya y su grupo caminen libremente entre los hombres, mucho se revelará de las leyes que gobiernan la vida..." En el otro, con una foto de un señor barbado, una esvástica y violentos negros y rojos, se anunciaba que Maitreya era el "maldito anticristo" y -entre expresiones como "la marca de la Bestia", "profecías" y "Estados Unidos, la ramera"- se invitaba a unas charlas gratuitas en San Telmo donde se prometía más información.

Esta guerra de afiches, tan ajena a las preocupaciones diarias del porteño, revelaba que hay quienes, con alegría o temor, esperan la llegada de alguien cuyo nombre no suena familiar en la Argentina pese a tener miles de seguidores y detractores alrededor del mundo. Porque basta colocar la palabra "Maitreya" en un buscador de Internet para sentirse abrumado por la cantidad de información contradictoria que circula sobre la misma figura.  Pero aquí y ahora, ¿a quién le importa Maitreya?

Quienes lo esperan con optimismo aseguran no pertenecer a ninguna organización en particular, aunque sí suelen juntarse "para difundir la noticia" y hacer meditación de transmisión.  En este tipo de prácticas, según Beatriz, en cuyo departamento se reúnen, "nos convertimos en tubos de luz donde trabajan los maestros ascendidos a través nuestro; ellos saben adónde van a enviar esa energía que se destina al servicio".  Durante estas sesiones de meditación, a las que acuden desde una empleada de seguros hasta una cantante de ópera, suelen visualizar a Maitreya y sentir "su fuerte presencia".

CONEXIÓN MAITREYA
"Si mi familia y mis amigos no me conocieran, pensarían que estoy loco.  Como me conocen, piensan que soy un enigma", dice Jankowsky. Tanto él como otros que esperan la llegada de Maitreya (en forma "inminente"... desde 1977, cuando según afirman encarnó físicamente) provienen de diversas religiones, o de ninguna: "Mi papá, cuando tocaban el timbre los evangelistas, les gritaba con placer: "¡Soy ateo! ¡Soy comunista!". Hasta los 20 años, mi relación con la religión fue bastante crítica".  Hoy, Jankowsky es "la conexión Maitreya" en la Argentina y quien centraliza la mayor información sobre el tema.

Se supone que el Maitreya Buddha que esperan hace siglos los budistas es el mismo que los cristianos llaman Cristo, y los judíos, Mesías; los hindúes, mientras tanto, aguardan la llegada de Krishna, y los musulmanes, la del Imán Mahdi. Todos serían diferentes nombres para una misma energía o conciencia, si se habla con quienes esperan a Maitreya. Ellos dirán además que este "Cristo" ya ha encarnado en un pakistaní que vive y trabaja en las afueras de Londres, como uno más, en una ubicación no determinada. Desde allí, realiza también su labor de avatar y aguarda el momento oportuno para emerger ante la humanidadEn su momento, brindaría un mensaje a los medios que sería transmitido a todo el mundo en todos los idiomas... en forma telepática (lo que lleva a preguntarse para qué podría necesitar utilizar los medios).  ¿Su misión?  Allí es donde se mezclan los objetivos espirituales con los políticos.

Benjamin Creme, un artista escocés septuagenario, es el vocero oficial de Maitreya, quien le transmite mensajes para que él los difunda.  Así, prepara al mundo para la llegada del Cristo.  En sus declaraciones se confunden las ideas políticas con las religiosas: "Él nos hará ver que nuestra vida política y económica tiene que cambiar completamente de dirección y convertirse en la actividad espiritual que es en esencia".  Según él, Maitreya no viene principalmente como líder espiritual, sino como un educador que alentará cambios políticos, económicos y sociales. Terminar con el hambre sería su prioridad.  Porque, tal como explica en "mensajes telepáticos" a Creme, el hambre es una sinrazón en un mundo que tiene sobrada capacidad para alimentar a todos sus habitantes y no lo hace sólo por razones políticas, sociales y económicas, causantes de la pobreza.  Esto constituye, en su opinión, una de las mayores amenazas a la paz mundial. Los mensajes que comunica Maitreya están relacionados no sólo con lo espiritual sino también con una variedad de temas como el medio ambiente, la delincuencia, la drogadicción y las fuerzas del mercado.  Un todo coherente, según sus seguidores.

LAS REVELACIONES BÍBLICAS DE VALENTI
"¡Esto se termina y es mañana!", desata con tono apocalíptico Ariel Valenti, "el caminante de la palabra". El frío y la humedad invernales penetran hasta los huesos en la casa chileno-argentina ubicada en Bolívar 6...6...¡8! El hombre que vocifera tiene alrededor de 50 años y asegura pertenecer a "la Iglesia original de Pedro y Pablo". No se ata a ninguna estructura ni organización y presenta a Maitreya como "hijo de Satanás".

Escuchan a Valenti unas cincuenta personas, en su mayoría calmas y sin interrumpir, incluso cuando explica en una pizarra un "Diagrama del Fin de los Tiempos" que es como para correr a tirase de un balcón.  Las cosas se darían más o menos así, expone Valenti: Estados Unidos (o "la Bestia del Apocalipsis de San Juan"), de mano George Bush Jr. (un "decrépito hijo de Satanás"), junto a otras diez naciones que lo acompañarán en el 2006, llevará al mundo al desastre bajo la consigna "Paz y Seguridad". Mientras tanto, "se prepara la estrategia de Satanás para marcar a la humanidad y llevarla a la muerte: ¡no acepten la Marca de la Bestia, el 666, que es la colocación del biochip!"

El código de barras no es sólo para los productos del supermercado, observa Valenti: a quienes se desvíen del buen camino y acepten marcarse les será implantado un biochip de litio, por lo que quedarán marcados cual paquete de fideos. Gracias a ese dispositivo, continúa, toda la humanidad podrá ser monitoreada desde satélites. Lo peor, sin embargo, viene después: el litio causará pústulas y todos reventarán. Bueno, no todos: los que se nieguen a esta marca y sigan a los profetas Enoch y Elías, que bajarán para rescatar a la humanidad, se podrán salvar. 

Todo esto comenzaría con un par de acontecimientos mundiales: la firma de la paz en Medio Oriente, la muerte o renuncia del Juan Pablo II, a quien sucederá un falso Papa ("un Papa negro, espiritualmente") que reconocerá a Maitreya como Cristo, pese a ser su antítesis.

Las fechas exactas en que todo esto ocurriría son bastante elásticas, sin embargo.  Valenti baraja varias posibilidades y no se termina de jugar, pero lo que le parece ineludible es el Apocalipsis: año 2009, cuando se terminaría el mundo moderno.

Hace unos años, Oscar Gerometta, un ex sacerdote católico "especializado en sectas", había sido advertido acerca de un grupo en gestación, autodenominado "Cristianos Prístinos", liderado por el mismo Ariel Valenti y su esposa, quien jugaba el papel de "Oráculo".  Gerometta describe a Valenti como un ex trabajador de la industria editorial que empezó a formar un grupo que, en sus comienzos, sólo se dedicaba a la oración.  De a poco, sin embargo, "el caminante" fue designando líderes que "ungía" como sacerdotes y terminó estableciendo categorías de "fieles" y "caídos".

Ahora, Valenti se jacta de carecer de organización: "Es que donde se junta gente, Satanás coloca el huevo, que trae la corrupción y los problemas personales". Siente que en Internet se publicaron "difamaciones" sobre él y que hasta se argüía que intentaba formar un grupo... suicida. "¡Es para llorar!", musita. Su actividad actual parece centrarse en la difusión de sus "revelaciones", por dos vías: conferencias en diferentes puntos del país, y la distribución de nueve libros que no pudo sino escribir porque "el espíritu santo" así se lo pidió.  "Me tocó a mí, qué voy a hacer", dice resignado.

 Valenti enfrenta a quienes sostienen la idea de Maitreya porque todos los términos que ellos utilizan ("libre albedrío", "nueva era" y un concepto de un dios universal) se contraponen a su interpretación de la Biblia y su visión del fin del mundo.

Curiosamente, Ariel Valenti se adelantó a los acontecimientos o... los precipitó: lanzó su campaña callejera donde denunciaba al "Anticristo Maitreya" antes de que Jankowsky comenzara la pegatina opuesta, aquella en la que anunciaba su advenimiento. "Para ser honesto -dice Martín- (los afiches de Valenti) me decidieron a poner mis carteles..." Nunca fue a sus conferencias. Pero "un amigo audaz" fue por él y de lo que le contó, concluye: "Siempre hay algún fanático señalando a algún anticristo en el mundo".

DEL APOCALIPSIS NO SE HABLA
"¿Cómo puede ser que hasta las piedras de nuestro país no lo comenten, de la mano de los sacerdotes, que va a haber fin del mundo? ¡Este es el desafío de Ariel Valenti!", increpa el orador, hablando de sí mismo en tercera persona. Su "misión pública" -explica- se romonta a tres años, cuando comenzó a predicar.

Hay entre ambos grupos otra curiosa coincidencia. Los que esperan a Maitreya también sienten que no se está hablando de lo que se debería.  Las apariciones del Cristo en distintos puntos del planeta son casi semanales (incluidas algunas en la Argentina: Bahía Blanca el 30 de abril de 2000, Buenos Aires el 22 de octubre de 1995).  Sin embargo, los medios, según Creme, temen tratar la noticia: "it's too "hot'" (es demasiado "caliente").  Aunque sí se han publicado fotos donde presumiblemente Maitreya aparece acompañando a Creme en sus presentaciones públicas. También circula en Internet una imagen de su aparición en Nairobi, Kenya, en 1988.  Lo desconcertante es que sus seguidores sostienen que desde los '80 Maitreya aparece en los medios, en grandes cadenas como CNN, por dar un ejemplo. "Hay entrevistas. Probablemente él no diga su nombre. Está en nosotros el trabajo de reconocerlo".  Por otro lado, si se les pregunta si existe alguien en este momento (líder político o espiritual, por caso) en cuyo discurso pueda reconocerse a Maitreya, la respuesta es un unánime y contundente "¡No!".

Sin embargo, creen que hay signos e insisten en que está en cada uno el interpretar lo que ellos denominan "señales de la presencia de Maitreya en el mundo".  Mientras sus detractores opinan que él anuncia el fin de los tiempos y equivale al diablo, sus seguidores ven que con él se inicia "una era de milagros" en acontecimientos cotidianos de difícil explicación.  Por ejemplo, los círculos de cereal , imágenes que lloran lágrimas de sangre, figuras de ángeles o vírgenes que aparecen espontáneamente en paredes o fotos: todo indicaría que "el Emerger" -como lo llaman- se acerca.  Incluso en estos tiempos de gran conmoción internacional, los partidarios de Maitreya ven esperanza porque creen que en la reacción mayoritaria de la gente en marchas pacifistas, "se podría encontrar a Maitreya con un u otro disfraz, desempeñando el papel del pueblo y hablando en su nombre. Su energía de amor impregna estas reuniones de los justos y les inspira a seguir esforzándose".

Para los escépticos, sin duda, harán falta señales claras y concretas y una aparición palpable. Aun así, autoproclamarse Cristo no es suficiente para los que no creen.  Y para los creyentes todo se reducirá, como siempre, a una cuestión de fe.

Viviana Giménez. © Exclusivo para Dios! Abril 2003

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