Dick, Philip Kindred (1928-1982)
Escritor de ciencia ficción. EE.UU.

“Un visionario entre los charlatanes, un profeta entre los fariseos, un buscador de la las verdades ocultas bajo el manto de lo real”, dijo de él Stanislaw Lem. Revalorizado tras su muerte, Dick es el escritor sobre el que más abrevaron los cineastas dedicados a la ficción científica en los últimos 20 años. Su existencia, tan rica como tortuosa, culminó con una conversión donde no faltaron poderosas experiencias místicas, precedidas de periódicas ingestas de sustancias alucinógenas que le sirvieron como una paleta de colores para una narrativa tan extraordinaria como colmada de significados filosóficos y religiosos.


Nació en Chicago el 16 de diciembre de 1928. Un mes y 10 días después -por un descuido de su madre- moría su hermana gemela Jean, tragedia que signaría su existencia. Según su biógrafo Lawrance Sutin, el fantasma hermana aparece en muchos de sus personajes femeninos. El padre de Philip, Joseph Edgar Dick, era un empleado estatal que, entre otras faenas, se dedicaba a degollar cerdos. Tuvo un fugaz paso por la vida del escritor. No así su madre, Dorothy Grant Kindred, quien influyó tanto en sus hábitos como en los traumas que más significación iban a tener en la vida del escritor. De Dorothy, por ejemplo, le vino la costumbre de automedicarse. Ella también trabajaba para el gobierno: editaba y censuraba textos de portavoces oficiales. En 1933, sus padres se divorciaron, quedándose Philip con su madre, una mujer -según algunos- “posesiva” y “neurótica”. Según el filósofo argentino Pablo Capanna, otro de sus más notables biógrafos, una de las ex-esposas de Dick reveló que su madre “le hizo sentir siempre que era él, y no Jane, quien debiera haber muerto”. El propio Dick declaró que, en cierta ocasión, “su madre había intentado envenenarlo”. Hechos que, indiscutiblemente, también marcaron a fuego la vida de Philip K. Dick.

Vivió en Colorado, California, Washington y en Berkeley. Cursó sus estudios primarios en un instituto para niños con trastornos emocionales y, desde los cuatro años, comenzó a sufrir de asma, agorafobia y taquicardia, afecciones que lo acompañarían siempre. En edad escolar entró a la escuela Hillside, en Berkeley. Tenía 13 años cuando comenzó a leer Astounding and Unknown, publicado por John Campbell. Leyó a Isaac Asimov, Robert Heinlein, H. P. Lovecraft, Fredrik Brown y Van Vogt, a quien conocería en 1954 durante una convención de ciencia ficción en San Francisco. A los 14 años escribió su primera novela, “Return to Liliput” (de la que no quedaron rastros). Por entonces, era empleado en un taller donde reparaba aparatos de radio y TV. Su salud mental tambaleó prematuramente: entre 1944-46, Dick recibió su primer tratamiento psiquiátrico. Tenía entre 16 y 18 años.

"¿Y SI DIOS DESAPARECIERA, QUÉ?"
La obra de Dick no sólo reflejó sus conflictivos estados emocionales: su incorporación a diferentes círculos intelectuales de la psicodelia californiana, su eclecticismo literario, su constante actitud de búsqueda de certidumbres filosóficas, sumado todo esto a una imaginación desbordante, hiceron de Dick un escritor diferente. Era asiduo lector de Proust, Stendhal, Flaubert y Joyce. Pero también se sumergió en textos de Plotino y Maimónidess. Su gran pregunta era: “Si Dios desapareciera, ¿de qué manera cambiaría mi experiencia de la realidad?”. En 1948, contrajo matrimonio con Jeannette Marlin. La relación apenas duró seis meses. En 1949, estudió en la Universidad de California en Berkeley alemán y filosofía. Allí conoció a Kleo Apostolides, su segunda esposa. Kleo militaba en la izquierda, una vocación que podía costar el pellejo en tiempos del macarthismo. Fueron años duros: la miseria golpeó su vida mientras trataba de abrirse camino como escritor. Aficionado a la música clásica, trabajó algunos años en una casa de venta de discos. Su salud se deterioró cada vez más y se hizo adicto a las medicaciones que le prescribían para conjurar sus estados depresivos, como la Semoxydrina.

En 1952 descubrió el género de la ficción científica a fondo y publicó sus primeros cuentos, “Beyond lies the Wub” y “The Gun”, ambos en la revista Planet Stories. En 1954, terminó “La Lotería Solar” (“The Solar Lotery”), su primera novela, que se publicó como “World of Chance” en 1955. Entre 1950 y 60, Dick escribió 80 cuentos y algunas novelas, entre ellas “Ojo en el cielo” (“Eye in the Sky”).

En 1958 se mudó a Point Reyes Station, California, donde conoció a quien será la madre de su primera hija, Laura Archer: Anne Rubinstein.

Desde 1961, Dick comenzó a gestar una crisis que desembocó en un colapso nervioso, agudizado por su adicción al alcohol y a las anfetaminas. Su relación con Anne era mala y los desagradables personajes femeninos que aparecen en ese período se basan en ella, como en “Confesiones de un artista de mierda” (“Confessions of a Crap Artist”). Esta es una de sus etapas más prolíficas: entre 1963 y 1964 escribió 11 novelas, entre ellas “El hombre en el castillo” (“The Man in the High Castle”), notablemente influida por su descubrimiento del “I Ching” y por la que recibió el premio Hugo, y “Los tres estigmas de Palmer Eldritch” (“The Three Stigmata Of Palmer Eldritch”).

IMAGINACIÓN Y PARANOIA
Con el correr de los años, Dick consolidó cierto prestigio, aunque más por sus excentricidades que porque los críticos literarios de entonces comprendieran sus obras. Por entonces, comenzó a experimentar alucinaciones y arranques místicos. Escritor de obra y vida inseparables, fue calificado de “visionario” y “maldito”. Lo cierto es que sufrió de manías persecutorias, alucinaciones y delirios. “Sólo fue consecuente -escribió Gabriel López- con sus propias obsesiones”. Fue autodidacta y (un poco por azar y otro por elección) quedó atrapado en un campo que entonces, a años luz de los millones de dólares que iba a invertir Hollywood en recrear sus historias, era considerado marginal. Produjo innumerables novelas y cuentos, sin pulir nunca una obra maestra. Nada de eso impidió que su fama se extendiera. En sus cuentos y novelas resplandece la estrella de su extraordinario talento e imaginación, que casi siempre incorporan una vuelta de tuerca paranoica. “No hay nada fantástico o ultradimensional en el pasto -dijo-, a menos que seas un escritor de ciencia ficción; en tal caso, verías muy pronto el pasto sospechosamente”. (“The best of PDK”).

EL CAMINO MÍSTICO DE UN ATEO CONVENCIDO
En 1967, nació su segunda hija, Isolde Freya. Probó LSD un par de veces, experiencia que no le cayó nada bien: en agosto de 1969, acabó internado por pancreatitis. Su salud se complicó y, en 1972, tuvo su primer intento de suicidio. Ateo confeso, en 1974 Dick vivió una experiencia que iba a alterar profundamente el rumbo de su producción narrativa: se le aparecen sueños, visiones y voces que atribuyó a vivencias místicas, las cuales le sirvieron de inspiración para sus tres últimas novelas: “VALIS”, “The Divine Invasion” y “The Transmigration of Timothy Archer”, conocidos como "la Trilogia de VALIS"-, saturadas de una “espiritualidad gnóstica” donde el autor marca su propio camino en busca de la divinidad. En esta última obra escribió: “Llamamos piadosas a las personas que hablan a Dios, y locas a aquellas a quienes Dios habla.”

Solía denunciar que recibía amenazas telefónicas. Y casi siempre responsablizaba al FBI. Sintiéndose perseguido, decidió emigrar Canadá. En Vancouver dio una conferencia memorable, “El Androide y el Humano” (The Android and The Human”) en la Segunda Convención Anual de Ciencia Ficción. A los 45 años conoció a Tessa Busby, su cuarta esposa y con quien iba a tener a Christopher Kenneth, su tercer hijo. Esa relación terminó en 1976. El mismo año, Dick tuvo su más dramática tentativa de suicidio. Y así, a los tropezones de una vida desordenada salvo a la hora de sumirse en el trance de enfrentar a la máquina de escribir, comenzó a ganarse el estigma de “escritor de culto”. Etiqueta que no hizo ningún esfuerzo por quitarse de encima, más bien lo contrario: “Conozco la esquizofrenia. Es el salvaje dentro del hombre” (Tiempo de Marte)

Entre 1978-1980 escribió la Trilogía de VALIS, fruto de su etapa mesiánica o mística. Rescatamos su preocupación en tres frases de “Sivainvi”: “Debería existir una cláusula obligatoria por la que, si uno encuentra a Dios, no fuera posible perderlo”; “uno de los mayores actos de la clemencia de Dios es que nos tiene en perpetua ignorancia de nuestro destino”; “Lo real es aquello en lo que Dios cree”.

TIEMPOS DE INVASIÓN
Tuvo amistades célebres como Timothy Leary, el obispo Pike (expulsado de la iglesia católica en 1966 por hereje), los grandes gurúes contraculturales de los años sesenta. El mismísimo John Lennon anunció alguna vez que iba a producir una película basada en una de sus novelas. Grandes teóricos de la ciencia ficción (Kim Stanley Robinson, Brian Aldiss, Stanislaw Lem y nuestro Pablo Capanna) le han dedicado ensayos y tesis doctorales. Fue monseñor Pike quien le pasó material para su novela “Laberinto de muerte” (“Maze of Death”), donde trata de ordenar sus ideas sobre Dios antes de Trilogía VALIS y “Radio libre Albemuth” (“Radio Free Albemuth”). En “La invasión divina”, Dios regresa a la Tierra de su exilio usando una nave, en el vientre de una mujer virgen embarazada.

Se representaron novelas de Dick en el Centro Pompidou de París como obras musicales y se las adaptó para el teatro en Boston y New York. Pero fue el cine el medio que lo consagró definitivamente: “Total Recall” (basado en su relato “We Can Remember it for you Wholesale”, 1966), “Screamers” (basado en “Second Variety”, 1953) y “Minority Report” (de un cuento homónimo de 1956). Su obsesión filosófica por el azar y las coincidencias surgen tempranamente. “Si alguien hubiese descubierto un sistema de predicción de azar eficaz, estaría utilizándolo, no vendiéndolo” (Lotería Solar). Más tarde, aparecería su interés por las proezas paranormales: “Por definición, el futuro no ha sucedido. Y si existiera el conocimiento previo, éste cambiaría el futuro, lo que invalidaría el conocimiento”. (“El tiempo doblado”). Dick era, según Lem, “un visionario entre los charlatanes, un profeta entre los fariseos, un buscador de la las verdades ocultas bajo el manto de lo real”.

Dejó una novela inconclusa, “The Owl in Daylight”, y nunca pudo ver la extraordinaria adaptación cinematográfica de su novela de 1968, “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” (“Do Androids Dream of Electric Sheeps?”), llevada a la gran pantalla por Ridley Scott bajo el título “Blade Runner”, una historia donde Dick aborda el angustiante apremio de definir qué es la humanidad en un mundo donde los androides se atreven a sentir. También fue una novela corta suya de 1966 la que le dio por una vez oportunidad de lucirse a Arnold Schwarzenegger (en Total Recall, 1989) y a Steven Spielberg regresar a la ciencia ficción con la celebrada "Minority Report". El "comic metafísico" que constiuyó la trilogía The Matrix -según uno de sus más fieles lectores, el ensayista Erik Davis- también está impregnado del espíritu de Dick.

Y quién sabe cuántas historias más están por contarse que llegarán impresas según el cánon dictado desde el universo dickeano. En lo que a la Realidad respecta, Philip K. Dick desencarnó el 2 de marzo de 1982. Fue consecuencia de un paro cardíaco. Tenía tan solo 54 años de edad.

Fuentes:
Pablo Capanna, Idios Kosmos. Claves para Philip K. Dick. (Ed. Almagesto, 1995). Ver resumen aquí.
Philip K. Dick, Gabriel "Cuervo" López
Philip K. Dick, por Maximiliano Brina
Philip K. Dick, por Jorge Oscar Rossi

Philip K. Dick, por Manuel Vílchez

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ENLACES EXTERNOS
Philip Dick: solo para adickdtos. Permite descargar sus principales obras (en español!).
Philip Dick Sitio Oficial (en inglés)
The Religious Experience of Philip K. Dick por R. Crumb


 

[Por Guido J. Paul. Este texto es parte del Proyecto Enciclopedia Multimedia de Cultos, Mitos y Misterios. Exclusivo para Dios! © 2002 Todos los derechos reservados.]
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