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  Persinger, Michael A.
Psicólogo, Neurofisiólogo. EE. UU./Canadá
Psicólogo especializado en Neurofisiología Clínica de la Universidad Laurentian, Sudbury, Canada. Es el más encumbrado defensor de los ataques en el lóbulo temporal como origen de los más diversos fenómenos inusuales (abarcando el espectro que va de las apariciones de OVNIs hasta las experiencias místicas), para demostrar lo cual se abocó al desarrollo de un equipo que -mediante la aplicación de un campo electromagnético (CEMs) en esa zona del cerebro- ha conseguido inducir la visión de presencias sobrenaturales. Persinger es partidario de la tesis según la cual la Tierra funcionaría como un gigantesco dínamo, capaz de influir en el sistema de creencias del perceptor, provocando toda clase de experiencias extrañas.


Nació el 26 de junio de 1945 en Jacksonville, Florida, Estados Unidos, y cursó sus estudios primarios en Virginia, Maryland, y Wisconsin. En 1963 prosiguió sus estudios en el Carroll College, donde se graduó por la Universidad de Wisconsin, Madison (1967). Interesado en la relación entre ciencias físicas y sociales, obtuvo la licenciatura en Psicología Fisiológica por la Universidad de Tennessee y un doctorado por la Universidad de Manitoba (1971). Desde ese año, enseña en la Universidad Laurentian en Sudbury, en Ontario. Durante este período publicó más de 200 artículos técnicos en revistas científicas y escribió seis libros. A partir de su interés en las biociencias sociales, Persinger se dedicó a estudiar la interacción del cerebro humano con la actividad geofísica, el entorno meteorológica y el comportamiento humano utilizando aproximaciones metodológicas multivariables (estadísticas).

MULTIPLES CAMPOS DE INTERÉS
Distintos autores le han reprochado una excesiva generalización a la hora de establecer la influencia entre los campos magnéticos y el reporte de experiencias humanas extraordinarias. Sus dos primeros libros -“ELF and VLF Electromagnetic Field Effects” (1974) y “Space-Time Transients and Unusual Events” (1977)- están enfocados en esa área. En el segundo de ellos, Persinger atribuye a la relación entre el lóbulo temporal y las luces terrestres que tienden a aparecer en los terremotos la producción de una enorme cantidad de fenómenos inusuales. Si bien aún no está probado de que las tensiones tectónicas puedan producir algo más potente que pequeñas descargas eléctricas, Persinger asume que en los casos de “encuentros cercanos” con efectos luminosos donde el observador interpreta a su visión como OVNIs, el fenómeno -acaso una bola de plasma- afecta a su cerebro, llevándolo a ver “naves” más o menos complejas. Si el fenómeno se aproxima, el observador puede llegar a alucinar una experiencia de abducción.
También ha publicado numerosos artículos sobre la TLE (Epilepsia del Lóbulo Temporal) y su Teoría de la Tensión Tectónica, la mayoría publicados en la revista Perceptual and Motor Skills desde 1984.

UN ESPÍRITU RENACENTISTA
A fin de ampliar su campo de estudio desde un enfoque multidisciplinario, organizó el Programa de Neurociencia del Comportamiento en el Departmento de Psicología de la Universidad de Laurentian, donde integró Químicos, Biólogos y Psicólogos. En 1983, recibió de la Marina de los Estados Unidos un subsidio de 10 mil dólares para financiar sus estudios de la relación entre campos magnéticos y actividad cerebral. Pero luego de aquel controvertido apoyo de los militares, nunca más volvió a aceptar un subsidio oficial. “Ahora -dice- todo mi trabajo es sostenido por mis ingresos particulares”.
En en su sitio personal de la Universidad de Laurentian, Persinger explica que se especializó en Neurofisiología Clínica “a fin de facilitar la integración de la Neurología, la Neuropsicología y la Psicología para desarrollar métodos cuantitativos donde los resultados puedan ayudar a adaptar a los pacientes a sustanciar y moderar sus traumas cerebrales” (1).
Tras escribir en 1987 “Neuropsychological Base of God Beliefs”, comenzó a aplicar campos electromagnéticos para discernir los patrones que inducen experiencias sensoriales que son atribuidas a “intrusiones que abarcan desde el rango de Dios a los extraterrestres”. Según su teoría, la mayoría de estas experiencias pudieron ser generadas por “microataques” en el lóbulo temporal. Estas “minitormentas eléctricas” alterarían el flujo de información entre ambos lóbulos temporales, distorsionando la forma en que el individuo se percibe a sí mismo y el ambiente que lo rodea. Así, esa zona del cerebro actuaría como caldo de cultivo para alucinaciones particularmente realistas y otras experiencias “paranormales” causadas por influencias exteriores tan sutiles como el campo magnético terrestre. Para poner a prueba su teoría, Persinger adaptó un casco de motociclista, al que le incorporó tres solenoides (poderosos imanes o bobinas que generan campos electromagnéticos cuando conducen electricidad) a la altura de ambos lóbulos del cerebro. Así, asegura haber descubierto que -cuando se administran ciertos impulsos magnéticos en esa área del cerebro- la actividad eléctrica resultante produce importantes alucinaciones visuales, auditivas y táctiles (2).
Otros voluntarios describieron experiencias diferentes, entre ellas la sensación de flotar, “salir” del cuerpo e incluso de “abducción” por parte de seres extraterrestres. Su “cobayo” más famoso fue la psicóloga Susan Blackmore, quien participó en un experimento conducido por Persinger y declaró sentir cómo era “arrebatada” por los hombros por “alguien” en el curso de la sesión. Por otra parte, voluntarios acostumbrados a protagonizar experiencias místicas confiaron que la experiencia les facilitó sensaciones parecidas a las que solían vivir sin él. Persinguer descubrió que podía conseguir diferentes efectos si variaba la naturaleza del campo electromagnético. El responsable de las “presencias naturales” es el llamado “pulso Thomas”, llamado así en honor al investigador que lo desarrolló.
Persinger no es teísta. Su preocupación por la Neurofisiología de las creencias, explica, surge de su deseo de “contribuir a explicar el fenómeno de la conciencia y el futuro de la existencia humana”. Varias veces destacó que su objetivo “no es determinar si Dios existe o no” sino en hallar aplicaciones terapéuticas de sus descubrimientos. Por ejemplo, aliviando el sufrimiento de los enfermos terminales estimulando sus cerebros con campos electromagnéticos (3).


[Por Alejandro Agostinelli. Este texto es parte del Proyecto Enciclopedia Multimedia de Cultos, Mitos y Misterios. Exclusivo para Dios! © 2002 Todos los derechos reservados.]


Bibliografía:

(1) Persinger, Michael. Presentación del “Neuroscience Behavorial Program” en http://www.laurentian.ca/neurosci/

(2) McNally, Joe. “Todo lo que Ud. quiso saber sobre la Epilepsia del Lóbulo Temporal. En Fortean Times N° 108, marzo de 1998.

(3) Alzogaray, Raúl A. “El ‘costado biológico’ de la religión”, en suplemento “Futuro” del diario Página/12, Buenos Aires, Argentina, 20 de febrero de 2002.

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