Condon, Edward Uhler (1902-1974)
Físico y Astrofísico. EE.UU.
Físico de notable prestigio académico a quien, en 1966, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) confió la prosecusión de los estudios sobre el dossier OVNI, asunto sobre el cual la aviación anhelaba desentenderse, en el seno de la Universidad de Colorado. Nació en Alamogordo, Nuevo México, el 2 de marzo de 1902. Fue Director Científico del controvertido estudio sobre los fenómenos OVNI conducido por la Universidad de Colorado y auspiciado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. En la época en que presidió el comité ad hoc en Colorado, Condon era miembro de la Junta del Instituto del Laboratorio de Astrofísica en la Universidad de Colorado, de la Oficina Nacional de Estandards y de la Academia Nacional de Ciencias.
Edward U. Condon se doctoró en física en la Universidad de California

y luego fue docente en las facultades de la Universidad de Princeton, Minnesota, Oberlin College y en la Universidad de Washington, en St. Louis. También, fue director asociado en el área de investigaciones para la Corporación Westinghouse Electric Corporation y del Corning Glass Works. En 1941 fue nombrado miembro del comité que estableció el programa de la bomba atómica. Cinco años después, fue consultor científico del comité de energía atómica del Senado y de la Comisión de Evaluación para las Pruebas de Bombas Atómicas Navales. Fue también miembro de la Academia [Norte]americana de Artes y Ciencias, de la Sociedad Filosófica [Norte]americana y de la Asociación [Norte]Americana para el Avance de la Ciencia, a la cual presidió en 1953. En 1946 ya había ejercido la presidencia de la Sociedad [Norte]Americana de Física y, en 1964, presidió la Sociedad [Norte]americana de Profesores de Física. Su participación en el desarrollo de la tecnología que derivó en el peor horror del siglo XX marcó el resto de su vida. De hecho, entre 1968 y 1969, presidió la organización Sociedad para la Responsabilidad Social en Ciencia, siendo además su organizador científico para Suecia, Francia e Inglaterra.

NOTICIAS DE SU JUVENTUD
En 1926, antes de su graduación, hizo un viaje de estudios a Gottingen y Munich, Alemania, donde se percató de la enorme significación y poder de la nueva teoría cuántica. Condon fue reportero en el Oakland Inquirer, cuando aún pensaba aventurarse en el periodismo. Pero el desafío intelectual que representaba para él la Física, después de un breve romance con la Química, fue más fuerte: al regresar de Gottingen trabajó brevemente como relaciones públicas en los Laboratorios Bell, Columbia, y se embarcó en su carrera académica en Princeton, Minnesota, donde permaneció hasta 1937.
Como otros destacados científicos, las primeras contribuciones de Condon se remontan a sus tiempos de estudiante. Sus trabajos sobre la separabilidad de los movimientos electrónicos y vibracionales en moléculas (conocido como el Principio Franck-Condon) fueron el embrión para la tesis doctoral que presentó en Berkeley. Con R.W. Gurney, fue un pionero en la exploración de los túneles de mecánica cuántica, aplicados al fenómeno de la partícula radioactiva Alfa. Con Philip M. Morse, escribió el primer texto en inglés sobre mecánica cuántica (1929) y con G.H. Shortley escribió “Theory of Atomic Spectra” (1936), uno de los primeros tratados en ese campo. Más tarde fue autor del “Handbook of Physics” con Hugh Odishaw y editor de la revista Reviews of Modern Physics.

ENTRE LA BOMBA Y LA PAZ
No sólo se destacó por los aportes que hizo a su especialidad, sino por su abierta defensa de las causas de la verdad, los derechos humanos y la paz. Por su coraje público, Condon se convirtió en un científico modelo, admirado incluso entre sus también jóvenes colegas. La segunda y más controvertida fase de su carrera comenzó al trasladarse a la compañía Westinghouse, dos años antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial en Europa. En aquellos años, la revista Time lo llamó “El rey del mundo atómico” por sus contribuciones en ese campo mientras sirvió en el Comité Nacional de Investigaciones para la Defensa, pese a no haber estado presente cuando se hizo detonar la primera explosión nuclear en Alamogordo, Nuevo México.
Cuando la guerra terminó, Condon llegó a ser director de la Oficina Nacional de Estándards, consultor científico del senador Brian McMahon y jefe del comité especial del Senado sobre energía atómica. En agosto de 1946, McMahon pivoteó el esfuerzo para impulsar un programa de control civil de los armamentos nucleares, para lo cual contó con la activa ayuda de Condon. Entre 1953 y 1954, sufrió la persecusión política de la derecha política norteamericana. Cuando el entonces senador MacCarthy lanzó su cacería de brujas, el Estado le revocó las credenciales académicas. Más tarde, Condon presidió la Asociación para la Responsabilidad Social en Ciencia (1968-69) y compartió la presidencia del Comité Nacional por una Política Nuclear Sana (1970).

EL “INFORME CONDON”
Los antecedentes de Condon en la era maccartista no parecieron incidir en la opinión de la Fuerza Aérea cuando, en marzo de 1966, por sugerencia del Comité O’Brien, a cargo de la revisión del Proyecto Libro Azul, le pidió que presidiera una comisión consagrada al estudio del affaire OVNI. El público no creía en la Fuerza Aérea y los militares advirtieron que se imponía la necesidad de que fueran civiles quienes se encargasen de continuar con las investigaciones. El prestigio académico de Edward Condon y de la Universidad de Colorado, a la que éste pertenecía, legitimaría las conclusiones. Pero un bochornoso incidente, que a la larga acabaría por empañar el veredicto, sería utilizado por los creyentes invocando la existencia de una "conspiración" que llevaría a cuestionar la totalidad del documento final.
Aún así, el llamado Informe Colorado, titulado “The Final Report of the Scientific Study of Unidentified Flying Objects” [El Informe Final del Estudio Científico de los Objetos Voladores No Identificados], un voluminoso libro de 1.465 páginas (actualmente disponible en Internet), reune, en seis densos capítulos, el primer (y mayor) esfuerzo científicos realizados hasta la fecha para comprender la naturaleza de los informes sobre OVNI.

CRÓNICA DE UN FINAL ANUNCIADO
El equipo, coordinado por el asistente Robert J. Low, estaba integrado por los más destacados especialistas de cada área (física, astronomía, meteorología, psicología, química, ingeniería eléctrica, etc.). En una primera fase, el Comité contó con la cooperación voluntaria de las dos principales organizaciones civiles estadounidenses de ufología, el NICAP (National Investigations Committee on Aerial Phenomena, Comité Nacional de Investigaciones sobre Fenómenos Aéreos) y la APRO (Aerial Phenomena Research Organization, Organización para el Estudio de los Fenómenos Aéreos). Condon no ocultaba su escepticismo y se tomaba al tema de su investigación con mucho sentido del humor y -como la Historia se encargó de demostrar- cero sentido de la oportunidad. Estos factores, según coinciden biógrafos e historiadores, fueron los que en verdad conspiraron contra la transparencia que debía caracterizar el informe. Pronto, los grupos ufológicos civiles le retiraron el apoyo y, en julio de 1967, dos investigadores del proyecto, el doctor David Saunders y el ingeniero Norman Levine, les darían la razón cuando encontraron un memorándum redactado antes de que se firmara el contrato en el que estaba clarísimo que las conclusiones se habían establecido de antemano. Según el memo, el Informe debía desaconsejar el éxito de ulteriores investigaciones del Estado sobre el expediente OVNI. La “cláusula secreta” del contrato tomó estado público y la credibilidad del informe recibió un golpe mortal. Aún así, fue presentado a la Academia Nacional de Ciencias. El 8 de enero de 1969, esta organización aprobó las conclusiones, según las cuales la evidencia disponible no justificaba continuar con las investigaciones ya que, entre otras cosas, los informes sobre OVNIs “no constituían una amenaza para la seguridad nacional”, y las envió a la Fuerza Aérea. Siguiendo las recomendaciones del Informe Condon -fatalmente coincidentes con el memo filtrado por Saunders y Levine-, en diciembre del mismo año los militares cerraron el Libro Azul, al cabo de más de veinte años de investigaciones casi ininterrumpidas.
En el verano de 1979, el doctor Edward U. Condon se retiró de la Universidad de Colorado con todos los honores. Falleció en Boulder, Colorado, el 26 de marzo de 1974. Tenía 72 años.

[Por Alejandro Agostinelli. Este texto es parte del Proyecto Enciclopedia Multimedia de Cultos, Mitos y Misterios. Exclusivo para Dios! © 2002 Todos los derechos reservados.]

Bibliografía:
Branscomb; Lewis M. “Edward Uhler Condon”, http://library.wustl.edu/units/spec/exhibits/crow/condonbio.html

Informe de la Universidad de Colorado
[The Final Report of the Scientific Study of Unidentified Flying Objects], disponible en http://912a-87.umd.edu/condon/]

 

 

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